jueves, 29 de julio de 2021

Al llegar de nuevo al salón, ver a mis invitados y a Kevin que me sonríe al fondo, me hace sentirme mucho mejor e intento olvidar todo lo sucedido con todas mis fuerzas, menudo día de boda me están dando, intento reflexionar, todo esto ha sido demasiado extraño, pero mi postura debe ser inteligente y sensata. Por eso es necesario que el préstamo para pagar el restaurante no condicione ningún tipo de vínculo con Alex, quiero olvidarlo todo.

Pero eso es un deseo, mi mente no atiende a razones y no puedo evitar recordar aquellas interminables sesiones sexuales con Alex, aparte de un escape a nuestra pésima relación, eran tan placenteras como divertidas, proporcionándonos tanto placer mutuo, infinitas sensaciones en unos momentos vividos que no se han repetido nunca. Comprendo que todo pasará con el tiempo, que Kevin me adora y yo también le quiero, pero creo que no voy a encontrar a ningún otro amante como Alex. Será mi suplicio, tendré que vivir siempre con esa idea torturándome, pero nadie sabrá hacerme el amor y vivir tantas pasiones buenas y malas como las que viví con él, nadie mejor que él saboreará mi sexo, haciéndome disfrutar tantas veces, algo que nunca intentó Kevin y que ni siquiera me atreví a proponerle para no parecer demasiado pendona, tampoco me pidió nunca que le hiciera sexo oral a él. Alguna vez hice ademán de acercarme a su sexo con mi boca y él levantaba mi cabeza, algo que confirmaba que el sexo oral no le atrae, pensé que el tipo de sexo sería circunstancial  y seguramente acabaría por olvidárseme a mi también... eso creía. Pero el sexo con Alex era bastante 'diferente',  conseguía que sacara de adentro toda mi lascivia y me hacía convertirme en otra persona, una adicta al sexo, especialmente al suyo, algo que parecía renacer hoy, tras el baile y sus juegos.

Han pasado los diez minutos y sé a ciencia cierta que Alex me está esperando en esa caseta para cambiarse de la playa, seguramente sediento de mi cuerpo, de mis pechos, de mi sexo, de todo mi cuerpo... con tanto deseo como yo sentí siempre por el suyo.

Decido que lo mejor es no hacer nada e intento borrar de mi mente tan torturadores pensamientos, me siento junto a mi marido y agarrándome a su brazo, escucho atenta su conversación con unos invitados que acudieron a felicitarle. Kevin me besa en la mejilla con su ternura de siempre y me siento muy feliz de tenerle a mi lado... de ser por fin su nueva esposa.                        

En ese momento mi móvil vibra sobre la mesa y hace la señal de haberme llegado un nuevo mensaje. Lo tomo en mi mano, antes de que Kevin pueda ver lo que hay en él.

-“Estoy impaciente, no tardes en llegar. Recuerda que ganarás el doble, por un lado cancelarás el crédito y por otro volverás a sentir lo que es una lengua virtuosa en tu coño. ¿O acaso se te ha olvidado?”

Un cosquilleo llega a mi entrepierna al leer ese mensaje y recordar nuevamente aquellas sesiones.

- Voy un momento al baño. 

Le digo a Kevin sonriendo forzadamente.

- ¿Pero, otra vez? ¿Te encuentras bien?

- Sí, si...

- Te acompaño.

- No, no te preocupes, voy con mi prima Lucy, tranquilo.

Llego al pasillo y en lugar de meterme en los servicios salgo al exterior y voy derecha hacia la caseta de la playa, el punto de reunión con Alex, pero con la decidida intención, no de que me coma el coño, como él insiste, sino de cantarle las cuarenta y que deje de molestarme de una vez por todas. Volveré a prometerle que el préstamo será por muy corto espacio de tiempo. Es necesario recordarle también, que deje de tratarme así, que ya no le pertenezco, que lo nuestro ha terminado y que acabo de casarme con su mejor amigo. Estoy agradecida porque nos haya ayudado, claro que sí, pero voy a decirle firmemente que le pagaré la deuda, euro a euro y cuanto antes. Que se olvide de tener un roce más conmigo, lo nuestro terminó hace tiempo. Y si insiste, le amenazaré con contárselo a Kevin.

Al abrir la puerta de la caseta no puedo creer lo que ven mis ojos. Unos rayos de luz de Luna se cuelan por la parte superior, Alex en semipenumbra apoyado ligeramente contra la pared está completamente desnudo. Su inolvidable cuerpo está ahora frente a mí, mostrando cada una de sus curvas, de sus músculos, los pliegues que conducen a ese miembro erecto que parece estar mirándome. Alex me sonríe invitándome a pecar con esa mirada con la que sabe que no me puedo resistir. Sus abdominales marcados, su pecho frondoso, su piel morena levemente bañada por aquel halo azulado, me vuelven a trasladar a cuando estábamos juntos. He olvidado todo lo que le tenía que decir, porque ahora solo puedo quedarme admirándole, deseándole como entonces. Se está acariciando esa enorme verga, jugando conmigo, incitándome, excitándome, dominándome....

- ¡Ven aquí!.  Mira como me tienes

Me invita a acercarme estirando su otra mano.

Tengo que decirle que no, tengo que decirle que no, eso es lo que mi cerebro martillea una y otra vez, pensando que es un maldito cabrón, que ya no somos nada, pero cuando mis dedos rozan los suyos mi cuerpo ya deja de responder a mis órdenes... sino a las de él.

Me abraza de nuevo, puedo notar su olor, su calor, creo que no voy a poder resistirme, por eso algo de dentro de mí me empuja a separarme pero casi sin fuerza.

- ¡Alex!

- Schhsss... calla putita mía. Ahora no digas nada. Solo vamos a recordar viejos tiempos.

- ¡No puede ser, Alex!

Le digo medio llorando, intentando luchar contra todos los demonios que me rodean, sé que no debo hacerlo, pero no puedo, algo me impide ser lógica.

- Bueno en ese caso, solo déjame ver esas tetas.

No sé cómo pero sus manos a mi espalda han bajado velozmente la cremallera de mi vestido y este baja hasta mi cintura de inmediato. El contorno de mi sujetador blanco está siendo perfilado por sus dedos y su mirada clavada en la mía, con esos ojos que me fascinan, que no me dejan actuar con sentido común.

- Vaya, que maravilla, son tal como las recordaba, pero verlas al natural es aun más alucinante. añade con su cara llena de lujuria observando mis tetas aprisionadas bajo el sostén blanco.

De nuevo su mano se acerca a mi espalda y con la habilidad de siempre suelta el primer corchete de mi sujetador. Apenas me puedo mantener en pie, mucho menos poder actuar de otra manera, mis manos apoyadas sobre su vientre pueden palpar sus abdominales marcados... ¡Dios que bueno está!, cómo regresan a mi mente los recuerdos de su cuerpo desnudo y yo entregándome de lleno a él. Su polla está repleta de energía, la veo tambalearse, como lo hacía entonces.

Mi sujetador sin tirantes no tarda en caer al suelo, en el preciso instante que Alex ha conseguido soltar el último corchete. Mis tetas al desnudo están ahora ante su mirada.

- ¡Por Dios Olivia ... qué maravilla!

Sus manos se apoderan de mis pechos y son amasados con esa devoción y esa fuerza de siempre, jugueteando con sus palmas sobre los costados, pellizcando mis pezones con sus dedos. Su boca rápidamente se acerca a la mía, se que aun tengo fuerzas, se que aun puedo parar todo esto, se que es una locura, es mi última oportunidad, le tengo que decir que pare.

- Ale...xshhh

Sus labios se han posado sobre los míos... esos dulces labios, calientes, grandes y ardientes que abarcan los míos y los aspiran, los chupan, los besan, mientras sus manos siguen sobando mis tetas sin cesar. Me abrazo con fuerza a él y noto su poderosa espalda que acaricio como antaño, notando su piel entre mis dedos. Mis pechos están ahora pegados a su abdomen noto la dureza de sus músculos y también la de su verga sobre mi vientre. Alex es muy alto, pero no impide que su boca alcance la mía ladeando su cabeza, mientras yo me mantengo estirada sobre mis sandalias de tacón. Sus poderosos brazos abarcan mi espalda, rozan mi culo. Nuestras lenguas se cruzan entre beso y beso, se introducen en nuestras bocas, juegan revueltas fuera de ellas, nuestras salivas se intercambian, nuestros jadeos se revelan con la pasión que nos invade. Volvemos a ser los animales que éramos.

Alex termina de bajar la cremallera hasta que mi vestido acaba irremediablemente en el suelo de aquel recinto, rodeando mis pies. Con esas enormes manos me separa unos centímetros de él para poder admirarme al completo.

- ¡Estás igual de buena, joder!¡Mierda de haberte perdido!

Su lengua va a avanzando entre mis pechos, alcanzando uno de mis pezones, mientras intento buscar la manera de decirle que se detenga, que no puede ser, que le pagaré y que no quiero su sucio trato, que he venido a recordárselo, pero cuando sus manos se agarran firmemente a mi tanga y lentamente lo bajan por mis muslos, entonces ya no puedo decir nada, solo regresar a aquellos instantes en los que tanto disfruté con él.

- Tal como imaginaba, el coño precioso y dispuesto a ser devorado. 

Me dice relamiéndose con ojos vidriosos por la lujuria.

- Alex, esto no puede ser... no me hagas esto. 

Suplico con un hilo de voz. Pero el me conoce bien y sabe que esas súplicas son en vano y no le convencen a él... menos a mí, que no puedo remediar esperar ansiosa a que esa lengua entre en contacto, de una maldita vez, con mi sexo.

Me coge en volandas y me sienta sobre un banco de madera para cambiarse, dejando mis piernas abiertas y mi sexo totalmente expuesto. Mis únicas prendas son mi liguero, mis medias y mis sandalias.

- ¡Dios, como hueles! 

Me dice acercando su nariz a la parte alta de mi pubis y bajando despacio, hasta entrar en contacto con los pliegues de mis dilatados labios.

Es increíble, estoy tumbada sobre una mesa, totalmente desnuda, con mi ex-marido despelotado y lamiendo mis ingles con aquel arte insuperable, nadie desde entonces, desde hace más de un año, ha conseguido rozar con su lengua mi dilatado clítoris, es ahora Alex, quien lo va a hacer y ya no puedo negar nada, estoy totalmente entregada, a pesar de que se que me voy a arrepentir un millón de veces, que esto, será más traumático, pero ese demonio que llevo dentro no responde a mi mente.

- ¡Para ya, por favor Alex ...!

- Si quieres lo dejamos aquí, Olivia.

Ahora yo estaba entregada, su lengua sigue hurgando en cada uno de los milímetros de mi húmeda rajita. Veo literalmente las estrellas y no quiero que eso acabe, a pesar de mis estúpidas negativas, quiero seguir así, sintiendo la lengua de Alex, haciéndome ese regalo divino de sus lamidas, mientras sus manos masajean mis pechos.

-¡No!¡Si paras te mato, sigue por lo que mas quieras!

Me mira desde allá abajo y me sonríe, porque sabe que estoy sometida, totalmente entregada. Cuando muerde mis labios, cuando su lengua se apodera de mi clítoris, cuando sus dedos pellizcan mis pezones y cuando su mirada penetra en la mía, es entonces cuando llego a un orgasmo prolongadísimo, cargando en mi interior un montón de sensaciones que casi había olvidado. En ese momento no quiero comparar nada, pero sí considerar que es uno de los momentos que hacía muchísimo tiempo no había vivido. Quiero gritar pero salen gemidos y frases inconexas de mi garganta, mientras mi mano acaricia el pelo de Alex que sonríe entre mis piernas victorioso.

- ¡Joder, que delicia, qué bien sabes! 

Declara sonriente. Alex se pone en pie y con su enorme daga en la mano se acaricia suavemente para decirme:

- Tu turno.

Me asusto, porque vuelvo a recordar que no había venido a esto, que no teníamos que haber llegado a tanto, que Kevin, es mi marido, que nos hemos casado hoy. Me pongo en pie y le digo empujándole.

- Alex, ese no es el acuerdo. 

Le digo intentado buscar mis braguitas perdidas en algún lugar recóndito de esa caseta, llena de arena.

- No seas cruel, no puedes dejarme así 

Señalando su empalmada polla.

- No quedamos en eso, Alex.

Él no contesta, sabe que no hace falta, es conocedor de todas mis debilidades y que cuando se abrace con su cuerpo desnudo al mío, no voy a resistirme, aunque quiera, porque en el fondo lo estoy deseando. Lo hace, acercándose y siento su desnudez pegada a la mía, algo que me mata, algo que me vuelve loca.

- Bueno está bien, te la chupo y ya. 

Digo sintiéndome más puta que nunca, al soltar esa frase. Vuelve a guardar silencio, porque con su mirada ha ordenado que me arrodille frente a ese enorme miembro, para volver a degustarlo como entonces. Hacía mucho tiempo que no tenía una polla en la boca y ese es el momento en el que no tardo en abarcarla entre mis labios, en devorarla como una posesa. Vuelvo a sentir el relieve de sus venas, la dureza de esa daga que se adentra en mi boca, que roza mi paladar y siento como crece cada vez más. Acaricio sus huevos, saco toda la carne de mi boca, para dibujar con mi lengua sus pliegues, su frenillo, ese glande vigoroso y duro, para volver a engullirla con total entrega.

- ¡Jodeeer como la chupas! 

Solo puede suspirar, mientras acaricia mi cabello, sonrío para mis adentros y siento por primera vez el poder, se que si sigo así, no tardará en correrse, porque aunque casi he perdido la práctica, no se me olvida hacerlo con ese arte que le vuelve loco, soy conocedora de cada uno de sus puntos débiles. Como él también lo sabe, no quiere acabar en mi boca, sino que quiere follarme, no hace falta que lo diga, porque sus movimientos son claros y concisos. Se sienta en una de las banquetas que hay en el recinto y con un gesto me invita a subirme sobre él.

- ¡Ven!

- Ni hablar Alex. Eso no, no podemos follar. Me acabo de casar con tu mejor amigo... con Kevin ¿Recuerdas?.

- Ven aquí. 

Insiste agarrándome por las caderas y acariciándome el culo. Mi perdición.

- No podemos...

Abre mis piernas y me obliga a subirme sobre sus muslos. Quedamos con nuestros cuerpos unidos, esta vez sentada a horcajadas sobre él. Me acaricia las tetas  y me besa... ¡Dios! ¡Cómo lo hace! Esa lengua se apodera de la mía, con tanta habilidad, que no me doy ni cuenta que mientras me soba una teta, con la otra mano ha orientado su polla hasta ponerla en las puertas de mi rajita. Lentamente me empuja hacia arriba y después deja caer el peso de mi cuerpo sobre su glande que abriéndose paso en mi húmedo coño recibe el resto de su largura hasta que estoy totalmente insertada, clavada en esa polla hasta lo más hondo. Suspiramos y veo su cara sonriente seguramente al ver la mía descompuesta. Sus manos se aferran a mi cintura, me empuja suavemente hacia arriba y luego me deja caer de nuevo. Me penetra hasta el fondo, incesantemente, una y otra vez. Dirijo mi mirada hacia abajo y veo como desaparece toda su longitud en mi interior, como tiempo atrás, para volver a salir lentamente, haciéndome gozar en cada embestida. Está follándome, sí, Alex, mi odioso ex-marido, al que prometí olvidar, el que no aprendió a darme todo el amor que Kevin me regala en cada instante, el que no quiso entenderme, que no supo respetarme, estaba ahora follándome y yo entregada a ese sexo salvaje, prohibido y lascivo.

He vuelto a tener un segundo orgasmo cuando percibo que él también está a punto. Quiero salirme de él, pero lo impide agarrándome de los hombros y empujándome hacia abajo y tras esa tensión continua puedo percibir como inunda mis entrañas con una anhelada corrida. Uno tras otro, noto los chorros de su semen chocando en mi interior.

- ¡Hijo de puta! 

Le digo, sin poder evitar que sentir su corrida dentro vuelva a hacerme sentirme aun más cachonda, a volver a ser esa zorra que yo era para él. Y así me siento más puta todavía al estar engañando a mi marido... ¡En el día de mi boda!

Cuando he conseguido levantarme, busco con urgencia mi ropa para no tardar más tiempo en reunirme con Kevin, no quiero que piense... ¡Dios! ¿Cómo he podido hacerle esto?, yo no quería que esto fuera así, no quería llegar a esto... sigo pensando y culpándome buscando mis braguitas por el suelo.

- Bueno, no ha estado mal ¿eh? -

Dice burlándose el muy canalla.

- Alex, esto no tenía que haber pasado... 

Contesto arrepentida y a punto de llorar. Él ya está vestido y se dispone a abandonar el almacén, dejándome tirada, como ha hecho siempre. No encuentro mi tanga y lo dejo por imposible. 

Vuelvo a encontrarme con Kevin, a quien se le ve intranquilo buscándome. No sé si habrá notado mi cara descompuesta, mi pelo revuelto, mis carrillos ardiendo ...

- Cariño, ¿te encuentras bien? 

Pregunta.

- Sí, si, estoy bien Kevin, solo un poco bebida.

En ese momento suena mi móvil con un nuevo mensaje... Otra vez es Alex que me dice:

“El primer plazo del préstamo ha estado genial nena. Te llamaré para el segundo”

Apago el móvil con la intención de apagar un episodio de mi vida, de olvidar esta locura en la que se ha convertido el día de mi boda... de la presencia de mi ex marido, pero en el fondo sé a ciencia cierta que irremediablemente volveré a pagar a Alex unas cuantas cuotas de ese préstamo.

- ¿Pero, por qué diablos le has invitado? 

Le pregunto a Kevin otra vez, borrando mi sonrisa de inmediato, mirándole con toda la rabia que puede demostrar mi rostro inquisidor.

- Invitado ¿A quién? 

Parte I 

Parte II

Parte III

Parte Final

4 Asuntos :

Erik dijo...

Je, je el caballito de Blade Runner

Clip dijo...

jajajaja, o como llevar un relato erótico, a otro nivel, aportando el misterioso Unicornio, que yo creo que pusieron en la película para despistar.

Albada Dos dijo...

Es un erotismo muy original. Fascinante, la verdad. Un abrazo

Clip dijo...

Albada, ¿Quién no ha cuestionado su amor ante una boda? Si miramos atrás se van dejando muchos amigos o amigas que no nos convienen o quizás si. Un abrazo !!