Todo empezó en una tarde estival, el destino quiso que entrara en una desvencijada tienda de antigüedades, enseguida me sentí invadido por los penetrantes olores a disolventes, aguarrás, barnices y viejas pinturas, se respiraba una atmósfera especial a antiguo, que iba anulando el pensamiento, haciéndole retroceder cien años, los muebles de madera, espejos enmarcados en floridos marcos de forja oxidada, parecían protegerme de historias ancestrales, de repente apareció aquél lienzo misterioso, una tela recubierta totalmente por una pintura de color ocre, un pintor avergonzado de su obra en lugar de destruirla, la cubrió para no verla mas, fui invadido por la curiosidad, quizás la magia de rescatar una escena oculta y tapada rápida y burdamente, el caso es que compré un antiguo reloj y conseguí que me regalara la tela puesto que me avergonzaba pujar por ella, no quería dar explicaciones de mi turbia imaginación .....
Estaba fascinado, al llegar a casa apliqué cuidadosamente agua y jabón, pero bajo cada capa de color oscuro aparecía otra, dejando entrever en el fondo una leve silueta de mujer, preservando una y otra vez sus formas, lo cual me reavivaba la curiosidad, puesto que la tela no tenía ningún valor me arriesgué con unos disolventes mas invasivos, el anticuario ya me había informado que se lo compró a un anciano peregrino que venía de muy lejos, estaba terriblemente intrigado pero la masa compacta de pintura negaba a mis ojos desvelar la escena que ocultaba, aunque yo cada vez estaba mas convencido que allí había algo siniestro.
Despues de muchos intentos y ver que estaba destrozando todo el soporte, di por finalizada la limpieza de modo que colgué el lienzo como si fuese un tapiz en forma ornamental en mi propia habitación, luego entré en un profundo sopor, los grises rayos de Luna y las sombras de la ventana iban dibujando sobre el lienzo la imagen de una hermosa mujer que sostenía unas manzanas entre sus pechos pero no podía distinguir su rostro a pesar de mis esfuerzos por ponerle rasgos.
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¿Como sería la vida sin música? ..... Impensable
Sólo se valora lo que se pierde, la vida está formada por una miles de alicientes, si hiciéramos el ejercicio mental de quitar uno sencillo: La música, de nuestra cotidianidad quizás valoremos aún otras cosas muy valiosas que aún tenemos, Friedrich Nietzche una mente dedicada al pensamiento dejó escrita una frase, nunca tan pocas palabras reflejan tanto: “Sin música la vida sería un error”.
Si alguna vez por alguna casualidad os habéis despertado en medio del campo, en una tienda de campaña o sin ella, al amanecer y oís el canto de algún pájaro, seguro que será un mirlo, su trino tiene atributos similares a la música hipnótica, escucharlo es deleitarse.
Sin embargo no hay mejor música que la que se destila del bosque en el ocaso, cuando el aire huele a aire y el pino a resina caliente.
Ya entrada la noche, a través de la tierra mojada se puede disfrutar del silencio, roto por los sonidos fantasmagóricos de ciertas aves nocturnas.
Poco a poco el oído va separando las notas, los pájaros usan la siringe, el equivalente a nuestra laringe, lo que les permite disponer de dos cámaras que les deja emitir dos sonidos simultáneamente, que se van conjugando armónicamente distinguiendo tantas especies como atención prestes, mirlos, canarios aflautados, gorriones despistados, o el sonido majestuoso de los búhos.
- ¿Acaso alguna clienta te ha arrastrado dentro de la vivienda, estirando de tu mono semiabierto y te ha sentado sobre el sofá , bajando esa cremallera provocadora, para ver que curiosa herramienta oculta y has temido por lo que pudiera pasar?
El fontanero, abrumado por la pregunta de su futura clienta, se quedó petrificado, intimidado hasta el punto de ver paralizada su boca y de paso todas sus extremidades, permanecía de pie bajo el dintel de la puerta de entrada sosteniendo la pesada caja de herramientas y un tubo de PVC, inmóvil y mudo y sin que la visión del cuerpo de la mujer le ayudase, adivinado a través de un delgado vestido vaporoso muy corto, que le permitía ver unos muslos muy redondeados, su cerebro se puso en marcha e intentó articular un “no” claro y conciso, pero salió esto.
— N… N… No.
— Ya y ahora me dirás que el mito del fontanero es completamente falso
La mujer estaba disfrutando, sus ojos azules saborearon con lentitud y de arriba a abajo al chico que se adivinaba tembloroso, embutido en un mono azul intenso, bastante nuevo que portaba en la espalda las letras blancas, el uniforme de “Reparaciones Gonzalez” que restaba puntos a su sex appeal de veinteañero fibrado, le divertía y excitaba a partes iguales su parálisis y timidez, a su pesar concluyó que repetiría la entrada para evitar una huida prematura.
— Empecemos de nuevo, a ver: ¿cómo te llamas?
— Jo… Jorge.
— Jorge: ¿nunca una clienta te ha pedido que les enseñes la herramienta?
— Pues…
— Habrás salpicado a alguna con tu grasa de montar cañerías.
— Yo…
Demasiadas metáforas para el pobre fontanero, incapaz ya de mirar a los ojos azules que le recorrían el cuerpo como ruedas de diamantes cortantes, que con descaro se detenían en la entrepierna, sentía que le desnudaban deseando clavarle algo más que la mirada, incapaz de mantener su mirada, bajó la vista posándola en sus desgastadas deportivas. ¿Por qué se habría puesto aquéllas tan viejas? ¿Por qué no se atrevía a materializar la fantasía de cualquier hombre, la suya incluida? ¿Que le estaba pasando?
Por la mujer desde luego no era, no sería, su atractivo resultaba innegable, el atrevimiento sobrepasaba lo imaginable.
Si al menos fuese capaz de articular dos palabras seguidas ....
— ¿No tienes lengua, Jorge? Porque entonces no me sirves.
La mujer estaba disfrutando con la escena.
— Con un movimiento casi de bailarina, se puso delante del fregadero, abrió las portezuelas inferiores y abrió un grifo con tanta intensidad que se mojó la blusa, instintibemente se puso de puntillas y apartó el culo hacia afuera, al instante se puedo comprobar que el agua goteaba por el sifón.