jueves, 20 de mayo de 2021

Enunciado:

Sea un trabajador A, que se encuentra cómodamente situado en una mesa en forma de 'L' a unos 10 metros de la salida más próxima de la sala en que se encuentra.
Es jueves, 20 de mayo de 2021, la tasa de contagio COVID en Barcelona es de 237, hace una tarde fenomenal (27º y sin nubes con una ligera brisa). Hora prevista de la puesta de sol, 21:12.
Nuestro currante, A, ha quedado con su novia a las ocho de la tarde para ir al cine y luego a cenar. Son las seis menos cinco de la tarde y A ha trabajado duro para tener listo encima de la mesa del jefe el último informe urgentísimo sobre la exportación de margaritas de siete pétalos a Mozambique.
Al lado de A se sienta otro trabajador, B, que tiene tres años de antigüedad en la empresa más que A y que lleva toda la tarde haciéndose selfies, mandando tuits,  mirando el Tik Tok y ojeando el whatsapp y reenviando memes, sin moverse ni levantar la vista de la mesa.
Teniendo en cuenta que el despacho del jefe de A se encuentra a unos 15 m de su mesa y hay visión directa (33º 22') entre él y A, y que es de sobra conocida la afición de dicho jefe por retocar los documentos (“Pues este párrafo me lo pones en negrita, esta tabla en gris y este título en rosa fosforito, etc.”), calcule la probabilidad de que la novia de A se vaya al cine con B.




PD. La Solución la daremos el Sábado 22-mayo-2021

lunes, 17 de mayo de 2021

¡Knock! ¡Knock! ¡Knock! ¡Knock! ¡Knock! ¡Knock!

Pego un bote por cada uno de los golpes secos, solo he oído a partir del tercero, rompen el silencio sepulcral de la noche y me cago en todo, eso si de una forma anti-silenciosa. 

- ¿Qué coño pasa aquí? 

Grito malhumorado abriendo la puerta, interrumpiendo el siguiente golpe. Al otro lado del umbral una delicada figura me mira apenada, aún con la mano en alto y el nudillo ridículamente en alto.

Sin duda no esperaba este recibimiento, sus dos ojos verdes se pusieron vidriosos a punto de desbordar.

- ¡Lo siento mucho! 

Me abraza con fuerza mientras sus ojos comienzan a evacuar.

- ¡No quería despertarte!

Medio en shock por lo que está sucediendo, la arrastro al interior del apartamento para no molestar más a los vecinos.

- No, no llores. 

La abrazo con afecto. 

- Soy yo el que lo siente por gritar antes.

   

Solloza sin respuesta, mojando con sus lágrimas mi camiseta, aferrada con fuerza a la tela y sonándose la nariz. Juraría que huele a vodka o a algo parecido, quizás la embriaguez explicaría esta abundante llorera. Caminando con cierta dificultad, consigo llevarla conmigo al sofá, ya sentados su cabeza sigue sobre mi hombro pero sigue derramando un mar de lágrimas sobre mí, no sé muy bien que hacer, por lo que me limito a acariciarle el pelo y correspondo su abrazo en silencio, esperando que se calme.

Cómo esos niños que cogen un berrinche, lloran y patalean, para después quedarse dormidos, pues Moni es igual, se ha quedado frita sobre mi hombro, como la postura es bastante incómoda, haciendo malabarismos la cojo en brazos para llevarla a mi cama sin despertarla, desde luego es mucho más dócil estando ebria ya que se deja descalzar y tapar sin protestas.

La miro desde el umbral de la puerta, demasiado sorprendido por toda esta escena, viendo como el motivo de todos mis problemas, duerme tan plácidamente en mi propia cama, me gustaría ser ella, por la tranquilidad que refleja ahora su bello rostro.

Una melodía pegadiza suena en el salón, proviene del móvil de Moni que se ha quedado sobre el sofá y en la pantalla aparece el nombre de Eli, su hermana. Cogerlo o no cogerlo, esa es la cuestión, si lo cojo tendré que explicarme y si no lo cojo igual se preocupa y empieza a liarla. Decido deslizar el dedo para contestar.

- ¡Hola! 

Digo saludando todo lo simpático que puedo.

- ¿Quién eres tú y que has hecho con mi hermana? 

La aguda voz de Eli suena al otro lado.

­­­­­­­­­­­­­­- Tranquila Eli. 

Intento calmarla antes de explicarme.

- ¿Cómo sabes mi nombre? 

Pregunta nerviosa 

- ¿Eres un psicópata?

- No para nada, tu nombre estaba en la pantalla. 

Intuyo que esta también algo perjudicada por el alcohol.

- ¡Laura! ¡Un psicópata tiene a mi hermana!

Con esos gritos la oiría sin teléfono. 

- Pero ¿Quieres escucharme de una vez? No soy ningún psicópata.

- Ah claro y si fueras un psicópata ¿me lo dirías? 

Imposible rebatir la lógica aplastante de Eli. Pone el móvil en manos libres, ya que comienzo a escuchar mucho ruido de fondo, lo que nos faltaba para mejorar la comunicación.

- ¡A ver tía, trae el teléfono pa acá!

Reconozco la voz de Laura. 

- Oye puto loco ¿Que haces con este móvil y donde está su dueña?

- Laura, que no soy un puto loco, me estáis volviendo loco ¿Qué cojones os habéis tomado?

- ¡Tía! ¡Que también sabe tu nombre! 

Eli ya paranoica. 

- ¡Nos está vigilando! ¡Socorro!

- ¡Silencio Eli! ¡Calla un poco! 

Laura habla como si se le trabase la lengua 

- Que esa voz me suena de algo.

- Soy Pablo 

Se lo digo sin más rodeos.

- ¿Pablo? 

Por fin me reconoce 

- ¿Moni está contigo?

- ¡No le digas el nombre de mi hermana! Deja de darle datos. 

Eli sigue con su paranoia.

- Si, no sé cómo ha llegado aquí, pero está bien, dormida como un tronco.

Comento ya mas calmado.

- Mejor, la habíamos perdido e iba bastante perjudicada, bueno como todas.

- ¡Tía! ¡No te hagas amiga del psicópata!

- No es un psicópata, es el chico que viste el otro día con Móni.

Laura intenta explicarle a Eli quién soy yo. 

- ¿El chico guapo que le acompañó al portal? 

Pregunta sorprendida, pero me alaga su piropo.

- Si, ese mismo. 

Laura responde con tranquilidad.

- ¡Que suerte tiene Moni la jodida! Termina con Gerard y a los 2 días ya anda con otro chico mono.

Comenta Eli.

- ¡No debieras hablar así! Recuerda que en breve te casas.

Corta Laura. 

- Pero sí, es guapete.

- Y tiene un morbillo de chico malo 

A Eli no parece afectarla la referencia a su boda.

- Y no folla mal. 

Laura también se está perdiendo.

- ¿Tú te lo has follado? ¿Serás perra?

Pregunta a grito pelado.

- ¡Ehhh! ¡Qué aún sigo al teléfono!

Exclamo para llamar su atención, el tema ya me estaba incomodando

- Si, si, lo sabemos. 

Eli intenta disimular pero no miente muy bien. 

- Tu cuídala que nosotras vamos a tomar la última copa.

- Y no hagáis cochinadas.

Laura ya lanzada y sin filtros, como siempre.

Sin darme opción a replicar nada, se oyen unas risas, un pequeño erupto, como un golpe del móvil que se cae al suelo, varios intentos para cogerlo, finalizan la llamada y me dejan con la palabra en la boca...

   



domingo, 9 de mayo de 2021

Después de pasar toda la mañana en la playa, cogiendo conchas, haciendo snorkel hasta agotarnos y recuperando la temperatura robada por el agua cristalina, al sol, retozando entre la blanca arena de nácar molido, horas juntos que pasaban volando hasta la hora de comer.

Otras veces saltábamos desde las rocas en trampolines improvisados, cada vez mas altos, siempre se tiraba ella primero y se reía mientras me lo pensaba.


-¡Vamos gallina! 

Luego por la tarde nos juntábamos con nuestros hermanos respectivos y jugábamos al tenis en una pista de hierba improvisada con dos cuerdas atadas a dos árboles, al final siempre con una excusa, ella saltaba la cuerda y empezaba una discusión sobre una bola que no había entrado, o tocado la red, daba igual una excusa para colgarse al cuello con los brazos y las piernas a la altura de la cintura, era una fan del wrestling, y se sabía todas las llaves para desestabilizar al mas pintado, se creía una luchadora, era hábil casi siempre hacía que con su peso, los dos rodásemos entre la hierba y las flores silvestres, una vez me tenía atrapado contra la hierba se reía con fuerza, yo notaba que el contacto con su cuerpo me excitaba, entonces me azoraba y echaba atrás, entonces explotaban sus risas y aún me apretaba mas.   



Al acabar la tarde la rutina siempre era la misma, antes de ponerse el sol me pedía que la llevase en bici al apartamento de sus padres.
Se levantaba de un salto y me decía:

- ¿Me llevas contigo? Es que no tengo ganas de andar.

Me encantaba, pero por otro odiaba por sus peligrosas ocurrencias, habíamos probado 20 formas diferentes para ir los dos en la bici (una antigua bici de carreras), se sentaba delante en el manillar o en la barra con las 2 piernas hacia fuera y encogida sobre mis antebrazos, pero luego se soltaba y extendía los brazos en cruz y se ponía a gritar:

- ¡Mira como el Titanic, soy la Winslet!
- ¡Igualita, pero cógete al manillar anda que nos vamos a la cuneta!

Entonces íbamos descontrolados sin ningún tipo de equilibrio hasta que decidía volverse a coger al manillar y apoyadas sus nalgas contra la barra y entre mis brazos, hablando despreocupados, de repente me decía:

- ¿Venga no puedes ir mas rápido? ¿O quieres que pedalee yo?

Yo caía en la trampa y aceleraba, entonces ella se reclinaba sobre el pecho y apoyaba su cara sobre mi pecho y yo no podía disimular la fuerza de mi respiración, mitad por el esfuerzo, mitad por su espalda apoyada sobre mi tórax. le gustaba oír mis latidos acelerarse bajo la camisa blanca, me miraba de lado encendía sus ojos azules como solo sabía hacer ella y ponía su sonrisa mas pícara .

- ¿Por qué resoplas así, te estoy excitando?
- ¡Noooo es la subida y tu culo pesa mucho! 

Entonces se callaba enigmáticamente pero yo sabía que estaba totalmente picada. Aquella soleada tarde de agosto era especialmente calurosa y mi camiseta enseguida se empapó por el sudor.
Me miró desde su posición y bajando la voz me dijo.

- Estas muy sudado ¡Quítate la camiseta anda! que me mojas la mía con tu sudor.

Ella llevaba una camiseta negra como siempre, con mi sudor se la había mojado también. Pero esta vez me di cuenta de un detalle, ella también respiraba con dificultad y cosa curiosa parecía concentrada y su sonrisa no era tan radiante como siempre.

Paramos entre unos árboles, me quité la camiseta y ella se quitó la suya y la dobló cuidadosamente puso las dos debajo de su trasero, era la primera vez que la veía con sujetador, (negro por supuesto).

Me pidió ir por la pista de tierra para no cruzarnos con nadie ya que iba en sujetador, esta vez subió sus antebrazos hasta mi cuello, ahora con su espalda desnuda sobre mi pecho mi corazón batía como un tambor y notaba como su mejilla apoyada entre mis hombros se movía rítmicamente al compás de mis latidos, mi aliento ahora incontrolado se dirigía contra su melena rubia que se movía acompasadamente, ella aún se apretaba más y sus dedos se estrechaban en mi cuello.

No podía pedalear en aquel estado y la verdad es que ella mas bien dificultaba el proceso.
Sudoroso pedaleando, me daba la sensación que las piernas se batían  como un molinillo sin que avanzásemos de dónde estábamos... 

Pero esta vez ella no me recriminó la velocidad, yo veía como sus pechos se movían al compás de nuestras respiraciones y como constantemente se acomodaba en la barra con una especie de contracciones, como si no estuviera cómoda.

- ¡Para por favor que me voy a caer!



Paramos la bici, pero ella no me soltó se giró y tal como estaba me abrazó, buscando mi boca yo la abracé con fuerza y ella hizo como siempre se colgó de mi cuello y subió las piernas hasta que caímos los dos redondos pero esta vez, sus manos fueron a buscar mi pantalón, yo estaba horrorizado porque con toda la situación se descubriría que bajo el mismo yo tenía la tranca dura como el cuello de Camarón, me apuntaba a la cabeza y me daba vergüenza que ella viera que ella con un simple contacto podía dejarme con aquel instrumento en aquel estado.

Pero no hubo burlas, mas bien sorpresa acarició suavemente mi polla sin dejar de mirarla, como hipnotizada ahuecaba la mano para hacerse una idea de su tamaño sin apretarla, lo cual me hacía enloquecer.

- ¿Me dejarías probarla a mi?
- Si, pero estoy deseando ver tus tetas.
- Vale

Obedeció, se sacó el sujetador y dos hermosas tetas blancas con unos pezones rosados se asomaron al exterior como un resorte, contrastando con el moreno tostado de su piel, las acaricié también muy suavemente y besé aquellos pezones que se estremecían con el contacto de mi lengua.
Ella acercó su cara a mis ingles y apoyó su mejilla en mi muslo, poco a poco fue acercando sus labios hasta que el glande totalmente granate a punto de explotar y sumido en un tembleque constante sentía el alivio de aquella lengua tan dulce que se paseó por su punta su saliva y sus caricias superficiales me hacían enloquecer, hasta que la engulló con lujuria y pude disfrutar de todas las emociones nerviosas que me proporcionaron sus labios carnosos.

Ella temblaba también cuando bajé sus pantalones, sus bragas estaban inundadas, note el calor de su excitación sobre mi cara cuando la acerque entre sus muslos y le devolví la crueldad de sus caricias, hasta que las contracciones le levantaban la espalda del suelo y presionaban los muslos sobre si mismos como si quisieran atrapar algo.

- ¡Acariciamhhehe e ahhhí porffhffhfa!
- ¿Eighht?

No la entendí, ella no podía articular palabra quise contestar pero yo tampoco pude hablar, cuando intentaba hablar me salía un quejido.

Cada vez que la acariciaba sus jadeos se aceleraban mas y se volvían mas profundos lo cuál me excitaba en un círculo virtuoso cuyo final no podía imaginar, provocaba que mi pene se hinchara al ritmo de los latidos de tal forma que me daba la sensación que nunca lo había visto así y al final explotaría.

Luego me abrí paso entre sus muslos, apuntando aquel grueso cañón haciéndose paso en la cueva temblorosa que se iba abriendo obediente en cada embate, hasta que me noté invadiendo aquel cuerpo maravilloso que se retorcía a cada movimiento que yo daba como una coreografía estudiada milimétricamente e hicimos el amor por primera vez bajo la sombra de aquel árbol.

Volvimos andando .... apenas podíamos mantenernos de pie por lo tanto quedó descartado subir en aquella bici infernal. Tampoco pude olvidar aquella tarde en mucho tiempo ...

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