jueves, 12 de agosto de 2021

Ya me habían avisado que algo así podía pasar algún día, esperaba en el mostrador pacientemente, mientras rellenaban la cerveza que me faltaba, salivando, con la bandeja repleta de todas las exquisiteces demandadas, por mi lado izquierdo una mano femenina, con toda naturalidad atrapa  una de las patatas crujientes que sobresalía de la bolsa de cartón, la miré inquisitoriamente sopesando mi reacción, era una de esas tardes en las que el cielo se viste de gris y derrama un torrente de lágrimas, ella al ser mirada fijamente en forma insistente me regaló una sonrisa deslumbrante que compensaba toda la tristeza de aquella tonta tarde de lluvia.

Ahí empezó todo, el caso es que la miré fijamente, hermosa, rubia con rizos, chupa de cuero y top tipo Bralette, 
alargó de nuevo sus largos dedos con uñas impecablemente pintadas en rojo y de nuevo cogió otra de mis calientes chips, aquello empezó a no tener sentido pues ya tenía las suyas en su bandeja sobre el mostrador, mi mente ya elaboraba un discurso acerca de la educación y los gérmenes de dedos ajenos, pero antes de abrir la boca me regaló otra deliciosa sonrisa.

-Patatita por sonrisa, ¿Qué te parece el trato?

   

Detrás una cola inmensa, indiferentes al conflicto que se estaba gestando, con toda seguridad se pondrían de su parte, una chica guapa indefensa y sexy armada con aquella deliciosa boca siempre lleva todas las de ganar, era un caso claro de violencia de género.

Asumí que estaba todo perdido, por lo tanto le acerqué la bolsa de las patatitas, en forma de sumisión, al menos de este modo volvería a dominar la situación, el caso es que dió un paso lateral y se acercó a mi lado, piel con piel, me invadió su aroma y me relajé, sentí el ruido de una cremallera y con horror descubrí que era mi bragueta totalmente abierta, al instante noté una mano agarrando el cipote con la dulzura y energía de una experta sacándola casi totalmente del boxer, inconscientemente me apoyé contra el mostrador, quedaba a cubierto pero en una situación totalmente frágil, entonces abrió una bolsa de mayonesa mojó generosamente sus labios, dejo caer la servilleta para disimular y agachó la cabeza lo suficiente para untarme el glande con sus labios, enseguida comprendí que estaba totalmente indefenso y con mi glande hinchado y lleno de una espesa mayonesa de color blanquecino, solo podía apretarme contra el mostrador, girarse o gritar hubiera sido un suicidio, dados los niños y niñas del local con sus respectivos padres y miembros del equipo de seguridad.

Se enderezó triunfante con la servilleta en sus manos, sonrió esta vez pero con restos de mayonesa en la punta de la nariz y en sus rojos y brillantes labios.

-Cariño voy a coger mesa para los dos, llevo tu bandeja mientras pagas. Me dijo con un toque de ironía guiñándome un ojo.

Tontamente me habían robado mi McMenu, ojalá hubiera sido solo eso.

El
resto fue aún peor, me costó muchas horas explicar en comisaría que hacía con la polla al aire llena de mayonesa en un MacDonald en plena hora punta rodeado de niños.

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