lunes, 28 de julio de 2014



Pues nada, suerte que tengo pocos objetos que recoger:

La aguja de oro cuidadosamente enhebrada 
con rojo hilo de seda para reparar tu quebrado corazón, 
sin que se noten las puntadas, 
dolor, cuyos pinchazos tantas veces has notado

Un frasco de cristal con la perla iridiscente de tu primera lágrima. 
Mi camisa llena de salitre de cuando hacíamos el amor en el mar, 
al lado de un pañuelo con trocitos de estrellas,
Un trocito de Luna que se te enredó en el pelo,
aquella noche tan especial, 
La caja de latón oxidado donde guardo tus poesías, 
con un pañuelo con encajes lleno de tus suspiros.
  
Un cofre pequeño en el que encerraba tu corazón sin aire,
La gran cesta de mimbre suspendida por un globo 
en el que flotamos suspendidos, 
por encima de montañas, valles, océanos y realidades.
Perdona las puntadas sin hilo de estos meses.


Me voy contento porque tu corazón late con fuerza, 
estás ilusionada, eso me hace feliz, 
otro cuidador especial se encargará de ti, 
Se abre otro Milenio o quizás vuelvas al anterior, 
que tengas una buena travesía, 
yo estaré con mis bártulos sentado en una roca pensando en las cosas agradables que me has dado.

Otra cosa será esta madrugada insomne, 
déjame con mis palpitaciones temblorosas en la sien .




Para toda clase de males hay dos remedios: 
El tiempo y el silencio.
Alejandro Dumas

miércoles, 9 de julio de 2014

Aquel sería el último cuadro en que pintase su espalda pero no lo sabían.....

Cuando conozca tu alma pintaré tus ojos.
(Amedeo Modigliani)

- Yo quiero un cuadro de frente. 
- No, no puedo. 
- ¿No te gustan mis curvas, son difíciles de dibujar para un pintor como tu? 
- En absoluto las tengo en mi mente, mis dedos pueden dibujarlas incluso con los ojos vendados, el problema son tus ojos, no me atrevo a dibujarlos sin conocer tu alma. 
 - ¿Cuándo quieres que te presente a mi alma? 
- Ahora mismo. 

Le pidió que le mostrase el dorso y se tumbase en el diván, el pequeño taller se expandió como el aceite sobre el mar y el silencio se adueñó de la estancia. Hasta las paredes parecían latir mientras el vestido se despeñaba al vacío desde los hombros. 
La mirada cobró tacto.... se volvió labios. 
De esa manera tan cruel profanó su desnudez, los labios tatuaban con besos su nombre, la lengua recorría cada centímetro entre el cuello y las nalgas. Conocía cada rincón secreto, cada poro, cada pliegue. El tacto se correspondía a las reacciones de ella a cada sigiloso reclamo en movimientos imperceptibles y ocultos espasmos de placer. 
Gimieron al unísono. 
El pincel se volvió lengua. 
La piel dormida se volvió lienzo. 
Y el lienzo codiciaba euforia, el reguero de saliva la vestía por partes, eliminaba el frío y la hacía estallar en llamas, los dolores de cuello y las heridas desaparecían como por arte de magia, la tela se licuaba en un mar embravecido. 
El lienzo se tornó piel erizada. 
Notó como entre los muslos el deseo florecía, gustó de seguir acariciando ese resquicio mágico, caprichoso, indescifrable…y el milagro derritió hielos, anuló mentes y propuso traspasar límites . Los corazones se volvieron tambor. 
Latieron juntos toda la noche.
                                                                                                                                        Agradecimiento 
                                                                                                                              Denis Chernov, 1978
(Sambir, Lviv, Ucrania)
 para ilustrar este post
(aunque él no lo sepa)

                                                                                                                                  

martes, 8 de julio de 2014

Si alguna vez os habéis despertado en medio del campo, en una tienda de campaña muy de mañana y oís el canto de algún pájaro, seguro que será un mirlo. Su trino tiene atributos similares a la música escucharlo es deleitarse.

Sin embargo no hay mejor música que la que se destila del bosque en el ocaso, cuando el aire huele a aire y el pino a resina caliente.

Ya entrada la noche, a través de la tierra mojada se puede disfrutar del silencio, roto por los sonidos fantasmagóricos de ciertas aves nocturnas.


Poco a poco el oído va separando las notas, usan la siringe el equivalente a nuestra laringe, lo que les permite disponer de dos cámaras que les deja emitir dos sonidos simultáneamente, que se van conjugando armónicamente distinguiendo tantas especies como atención prestes, mirlos, canarios aflautados, gorriones despistados, o el sonido majestuoso de los búhos.







Estaba tan absorto intentando identificar los sonidos que hasta me pareció oír una especie que no reconocía, entre tanta fiebre de sonidos distinguí el ritmo incansable de un pájaro carpintero pero mezclado con el aullido de un gato, me enfilé por un sendero que conducía a una especie de explanada entre la densa espesura de un bosque y presté más atención.


El sendero estaba flanqueado de peñascos atormentados por el sol y el fuego del cielo ardía en la tierra, ahora se distinguía claramente un gemido ansioso y repetido, me acurruqué entre las ramas del último árbol antes de un pequeño claro en el que se veían unas grandes piedras negras, unas estaban enhiestas y otras tumbadas en el suelo, me quedé sin aliento.


Encima de una de esas piedras celtas, una mujer se entregaba a un extraño ritual, se frotaba completamente desnuda contra un menhir que tenía forma de falo, enlazada la piedra con los muslos hasta formar parte de la misma, aplastaba su sexo contra la superficie áspera del megalito, subía y dejaba bajar lentamente con el empuje de sus redondeadas piernas, sus muslos eran redondeados y parecían formar de esta escultura viva, me estremecí por el deseo y una corriente eléctrica recorrió mi espalda.  


Su cuerpo desnudo se retorcía ante mi, una de sus manos atrapaba con fuerza la muñeca contraria y sus brazos de piel blanca exquisita rodeaban la piedra como dos serpientes que se mordían la cola, se retorcía en cada embate, sus cabellos de oro brillaban por el sudor y golpeaban su espalda rítmicamente como espoleada por un látigo de hilos de seda, el aire parecía estar paralizado ante aquel espectáculo de pasión desenfrenada.
Inesperadamente lanzó un grito, sacudida por un espasmo, se dejó resbalar poco a poco al suelo hasta donde estaban sus ropas.

Se repitió la escena en días sucesivos, en el ocaso del cuarto día justo en el momento en que se desnudaba, cuando iba a abrazar la piedra salí del bosque de puntillas intentando dar una imagen espectral y andando con toda la parsimonia de la que era capaz, con una rama de olivo en una mano, ataviado solo con una sábana blanca cruzada sobre el pecho, buscando el contraluz y dejando que la fantasía y la sombra alargada se escurriera entre las piedras dando una imagen enigmática y a la par majestuosa.

-Pero ¿quién eres tú?
-Kévix (Dios de la Tierra Seca), le entregué la ramita para confirmarlo.

Contesté ahuecando la voz, como si de un Dios se tratase
-¿Entonces mi sacrificio ha funcionado?
-Si, serás muy fecunda a partir de ahora, pero aún te falta el último sacrificio.

Se desnudó y allí mismo apretada su espalda contra la piedra en forma de falo, aún caliente por los rayos huidizos del sol, buscó bajo la sábana y tomó mi atributo con el respeto que exigía una ceremonia entre dioses y humanos y se la introdujo lentamente entre sus ya húmedos muslos, cuando entró suavemente esta vez me abrazó a mi y su dulzura dejó paso a una furia incontrolada, quería quedar bien como representante de las humanas, sus largas crines doradas, empezaron a tener vida propia y acabó aplastada con mis embates como una mosca ante el cristal, contra aquella pared monolítica, exploté en su interior como nunca antes y nuestros gritos fueron contestados por pájaros, ranas, grillos y saltamontes en un festival sonoro nunca oído.


https://freesound.org/data/previews/469/469730_9970294-lq.mp3

Después nos vestimos tranquilamente.
-Oye ¿y esta bici? ¿desde cuando los dioses van en bici?
Curiosamente apareció mi ropa al lado, creo que había descuidado un pequeño detalle logístico. Todo mi montaje ya no se sostenía......





Cuando vayáis por el bosque prestar atención a los sonidos, las ninfas, si te pillan estás perdido.


PD Para leer este post os recomiendo quitar la música (cruz roja navegador), apagar todas las demás páginas e ir activando todos los sonidos, para recrearnos en esta noche mágica veraniega.

;;