sábado, 29 de mayo de 2010

-Bien, gracias.




Pero miento lo llevo mal, ¿a quién pretendo engañar?

Los acontecimientos se suceden vertiginosos, la ausencia y el temor de que sigas sin estar ahí cuando el presente sea futuro me aterroriza, soy tan perezoso que cuando escribo lo que pienso, ya no puedes escucharme.

Pasaron dos tormentas, granizadas, inundaciones, días de frío, dos semanas de sol, vendavales de Poniente y de Levante. El mar rizó su espuma amenazante varias veces y otros muchos días se mostró plano como un espejo, antes que pudiera escribir tres palabras y luego otras tres más hasta que formé esta frase:



"Llegó el silencio y noté tu ausencia."



Saqué mi cuaderno de notas, mi lápiz y la anoté (mi memoria es escasa) No es una frase original ni brillante, desde luego. Entre paréntesis anote también:



(no puedo aguantar tu ausencia).



Seguramente estáis pensando que no estoy en mis cabales, pero esa anotación sobre la frase tiene sentido para mi, quizás ahondando en tu interior sepas de que estoy hablando.

Ya que dices que tu ausencia te haría no ser tu. Yo no acepto precisamente satisfecho ni el ayer y ni mi presente, aunque reconozco que me ayuda a que sea mucho mejor.

Me recreo en esa ausencia muy presente y recurro a la escritura que me permite ser leído antes de que vuelen las ideas, llevadas por las ventiscas de los tristes pensamientos y se entremezclen con las corrientes atmosféricas, dando lugar a elucubraciones oscuras que ocultan su pureza.

domingo, 23 de mayo de 2010

Tu voz

- ¿S....sssi?
- ¿Estás ahí?

Tu voz al principio penetra casi secretamente, no se exactamente por que canal se adueña de mis pensamientos y me sumerge en un vacío infinito, el tiempo deja de existir las piernas se doblan sobre si mismas, solo de pensar en tus risas empiezo a flotar en mi pequeña habitación apoyándome en las paredes, aletear con mis brazos para aterrizar suavemente sobre tu cuerpo encarado hacia el techo con los ojos cerrados, la fantasía no sabe de propiedades ni de acciones físicas, mientras los efluvios de tus notas se expanden por mi interior desordenadamente invasivos pero deliciosamente incontrolados.
Tu voz no tiene un solo color es iridiscente, aterciopelada, más suave que el algodón.
Cuando bajas la voz hasta el límite, susurras me atonta, me extasia, me hace estremecer, me transforma en otro, temerario, insensato, quizás selvático, tu voz tiene aromas, muestran el previsible sabor de tu piel enardece y enfurece mis sentidos, remueve mis entrañas, desconecta y reactiva mil veces mi sistema nervioso a tu voluntad e instala el caos en mi corazón que bombea y frena toda la sangre que fluye hirviendo por mis venas que se van hinchando.

Tu voz se oye mordiendo los labios, mojando con la lengua las zonas dispuestas a ser acariciadas por las promesas de tus labios, el primer roce contra la membrana de mis tímpanos es una descarga de emociones, mis dedos se agarrotan se tuercen, mis manos sienten la urgencia de fusionarse con ella, atraparla.

Tu voz escapa, huye y solo queda esperar la siguiente aldanada de palabras pronunciadas, de mi boca se escapan suspiros como una cascada de conciertos de mil pájaros de colores y el manantial cantarín de tu voz sigue fluyendo a medida que sorbo su esencia cristalina.

Tu voz no es siempre igual, ni en velocidad, ni en colores, ni en tono, es un pozo sin fondo misterioso, imprevisible lleno de incertidumbres.

Cambios sensoriales en tus cuerdas vocales vibrantes, disfruto de su concierto, descubres paso a paso los puntos vibrantes en que mis volcanes están a punto de reventar, los relajas y reactivas a tu entera voluntad, la lava que ardiente y espesa que ya es la tuya se desliza por tu piel.

Solo falta recordar la parte salvaje de tu voz incluso en los susurros, en los gemidos que alivian la pesadez de mis tardes solitarias invocando una tempestad de besos incontrolados por toda tu piel

Es la vida para mis sentidos, es la hoguera intensa de mis mas bajos instintos, remanso de los placeres soñados y huracán de los gemidos esperados. Tu voz me prende, me erotiza y lo peor destruye mis defensas numantinas.


Mi piel me interroga en susurros, mi cerebro exige que actue para recuperarla pero estoy exaltado y sin fuerzas para reaccionar y soy derrotado por mis propios temblores, sigo con ellos acobardado por quedar atrapado hasta el final de mis días en el peligro mas grande, el sonido de tu voz que ya nadie me podrá quitar.

;;