La miro otra vez, en un silencio tan pesado que casi se puede masticar, no responde, pero me doy cuenta de inmediato de que no puede haberme oído, porque al parecer ni siquiera he pronunciado palabra alguna, claro, como si mi voz, esa que es tan dada a perderse en los vacíos de la nada, pudiera aún viajar a través de la distancia.
Un pequeño desliz de memoria:
Hace unos meses, estuvimos juntos, sí, saboreando tu piel, susurrándote cosas al oído, esas tonterías que se sueltan cuando el deseo se encuentra con la nostalgia.
¿Tan rápido pasa el tiempo?
O tal vez me estoy empeñando en confundir la realidad con mis propios delirios, ahora estamos en un bar repleto de gente, lo que está sucediendo aquí me parece una escena sacada de otra vida, no tengo ni la más mínima idea de cómo hemos llegado hasta este punto, solo que ella está frente a mí, pero eso ya no importa, de hecho, ni siquiera me importa demasiado cómo llegué a tener tantas ganas de mirarla pero no puedo dejar de hacerlo, si soy sincero, creo que podría pasarme la vida entera haciéndolo, al menos hasta que me diera cuenta de que ya se me ha pasado la hora y que, en lugar de mirarla, debería haberme ido, las acciones tienen su determinado momento, el exceso de mirada nos lleva a situaciones inquietantes.
Finalmente, me acerco abro la boca, tras una eternidad de vacíos, y le digo:
-Quizás debería olvidarme de ti y buscar una chica que quisiera oír esas palabras que aún no te he dicho, pero ninguna otra tiene tu sonrisa, tu voz, o esa mirada cristalina.
-Ni mis tetas ni mi culo.
Dice categórica, con una sonrisa tan pícara que, de no haberlo presenciado yo mismo, diría que todo era parte de un guion ya escrito, el momento se deshace ante mí como si fuera papel mojado, agradezco la poca luz del local, me arde la cara porque enrojezco como el carmín y la vida, esa que se escurre como arena entre los dedos, parece burlarse de mí en ese instante, pero en el espejo frente a nosotros veo, con cierto alivio, que no he movido la boca, es decir no he dicho nada aún, una victoria por lo mínimo, como cuando te despiertas en esas pesadillas que lo tienes todo perdido, puedo volver a intentarlo, y lo haré un día de estos, porque la vida, al final, es solo una sucesión de momentos que se desvanecen antes de que puedas hacer algo con ellos, soy un experto en esas desapariciones.
Tomo un sorbo de cerveza, mientras la escena sigue su curso, por supuesto, ajena a lo que realmente ocurre en mi cabeza, pero mis mejillas siguen de un carmesí tan brillante como una señal de prohibido el paso, olvidada.
8 Asuntos :
Es lo que hay. Y mira que no quiero siquiera llegar a acostumbrarme. Pero es que han pasado cuarenta y siete años.
Las ocasiones perdidas siempre son las mejores porque te imaginas sus desenlaces sin el lastre de la realidad ...
Il tempo trascorre velocemente, e non bisogna mai rinunciare alle occasioni che la vita presenta, al momento.
Un caro saluto
Uau, que texto profundo! A sensação de desorientação entre o presente e o passado é palpável, quase como se o tempo fosse uma entidade própria, que escapa pelas mãos. O silêncio carregado, os lapsos de memória e essa tensão entre o que foi e o que poderia ter sido… tudo parece se desenrolar diante de nós de forma tão vívida. E aquele sorriso dela, que mistura ironia e intimidade, realmente dá a sensação de que o tempo e a realidade são brincadeiras no jogo das palavras e olhares. A maneira como a narrativa flui entre o desconforto e a tentativa de se resgatar, buscando uma forma de retomar o controle, é admirável.
ABRAÇOS
Estoy sorprendido por este comentario tan profundo y lúcido:
Captaste con muchísima sensibilidad esa mezcla contradictoria de miedo y deseo, esa pequeña tragedia íntima que a veces vivimos todos cuando el corazón late más fuerte de lo que nos atrevemos a decir. Y tienes razón… sería liberador, aunque fuera solo para desprenderse de esa pesadez, de ese lastre emocional que deja el silencio. Pero qué humano es también aferrarse a ese refugio de no pronunciarlo, por miedo a perder incluso la posibilidad imaginaria del rechazo.
Cuándo escribí esto y posteriormente leyendo ahora lo que escribes, pensaba en eso que a veces nos pasa en las pesadillas, cuando todo se vuelve tan angustiante, tan irreal y aplastante, que solo nos queda un último pensamiento, saltar al vacío.
O cuándo una situación es insostenible el pensamiento liberador:
“¡Esto no puede estar pasando, es una pesadilla!”. Y entonces, el despertar se convierte en un alivio inmenso. Quizá en este caso, para él, el alivio no es despertar, sino no haber cruzado la línea, como si así mantuviera a salvo una versión idealizada de esa historia, como en la película "el día de la Marmota", intacta en su mente. Como cuando en un mal sueño tememos perderlo todo… y al abrir los ojos, sentimos que aún seguimos ahí, intactos, aunque la herida haya sido solo mental, un aviso para navegantes de las profundidades de nuestra mente.
Me gusta pensar que quizá, como dices, en otro sueño, en otra vida mental —o incluso en la vigilia—, se atreverá. Porque sí… está bien soñar, pero también es hermoso cuando un sueño se convierte en realidad, aunque sea imperfecta, aunque tiemble. Al fin y al cabo, vivir es esto: Arriesgarse a despertar o a soñar con los ojos abiertos.
Si quieres escribir ese 'otro' sueño de final distinto (que seguro ya has pensado), lo publicaré a continuación con mucho gusto en el post, en tu blog, en el mío o en ambos.
De verdad muchas gracias por tu análisis, tan brillante y compartir tus pensamientos, me alegraste el día.
Cléia, me ha encantado cómo has captado esa desorientación entre el presente y el pasado, ese juego silencioso donde el tiempo parece burlarse de nosotros, moviéndose a su antojo entre lo que fue y lo que pudo haber sido. Has descrito de forma preciosa lo que intentaba transmitir, especialmente con esa imagen de “el tiempo y la realidad como juegos en el juego de palabras y miradas” —me parece una forma muy poética y certera de verlo.
A veces uno intenta rescatarse a sí mismo a través de esos pequeños gestos, de esa mezcla entre ironía, intimidad y la incomodidad de no saber muy bien en qué punto del recuerdo o de la vida se está. Me alegra muchísimo que hayas sentido todo eso leyéndolo. Gracias por tomarte el tiempo de escribirlo, lo valoro mucho. Un Abrazo !!
Silvia, Es cierto... el tiempo vuela, a veces demasiado rápido, y muchas veces nos damos cuenta de que hemos perdido oportunidades sólo cuando es demasiado tarde. Es importante tener el coraje de vivir el momento, de aprovechar las oportunidades que nos da la vida sin miedo. Muchas gracias por tus palabras, las llevo conmigo.
¡Un cálido saludo para ti también!
Este último y extraño comentario que responde 'a la nada', en realidad comenta el comentario de la escritora Pilar Alcedo hizo en su momento y que misteriosamente 'desapareció':
https://elgatodelosojosverdes.blogspot.com/
"Un sentimiento tan bonito jamás debería ser reprimido por el miedo al rechazo. El protagonista intenta normalizar su inseguridad para, en cierto modo, sentirse mejor consigo mismo. Contradictorio y a la misma vez hermoso, pura esencia del amor. Él desea con toda su alma dirigirse a ella, de hecho en su cabeza lo vive así, creando una situación ficticia que cree que algún día será capaz de destapar, aunque se siente aliviado al ver que sigue deambulando en su mente y deja escapar la oportunidad de abrir su corazón, despojarlo del miedo, valorarse más a sí mismo. Es triste que él se sienta inferior a ella, nadie es inferior a otra persona, y mucho menos a la hora de expresar nuestros sentimientos, sin embargo, él se siente tranquilo al saber que no ha pronunciado ninguna de esas palabras, y que ella, sigue sumida en la ignorancia de sus emociones. ¿Qué puede pasar si le dice la verdad? Si ya vive en la tristeza, si ya vive limitado ¿Rechazo? ¿Y si no? ¿Y si ella siente lo mismo que él y calla también por miedo? La comunicación es importante. Él debería ser valiente, estoy segura de que si hubiese pronunciado esas palabras, al menos, sentiría su corazón libre, y no con la pesadez de un amor oculto, y más tarde, olvidado.
Es complicado el amor, pero no expresar los sentimientos. En ocasiones, es mejor decir lo que uno siente y afrontar la respuesta, que callar y seguir viviendo con la incertidumbre de qué hubiese pasado si...
Está bien soñar, pero a veces, hay que dar un pasito más e intentar hacer que esos sueños se hagan realidad, sobre todo, si se trata de amor.
Me ha gustado mucho el relato, aunque reconozco que me ha entristecido jeje pensé que en el último momento se atrevería a dar el paso, quizá en otro sueño...
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