Era ya tarde cuando llegó a casa, sujetando con ternura la mano suave de su pequeña princesa que lo esperaba con anhelo, la crisis les azotaba duramente, hacía unas semanas escasas que se había acabado su última prestación por desempleo y el dinero. La casa permaneció a oscuras a pesar de apretar el interruptor eléctrico con fuerza con la esperanza de que la dura presión de los dedos compensase la falta de pago, ojalá algún día la corriente volviese a fluir independiente por si misma. Dejó abierta la puerta como siempre para que entrase la claridad de la escalera, subió las persianas para aprovechar el filón de las farolas y rebuscó entre los cajones y repisas hasta encontrar dos velas de cera virgen, a la luz de las velas y de los fogones de su cocina de gas, preparó la cena de ambos. El olor a puré de verduras se confundía con el de a miel de la cera, el vapor del caldo fabricó dos gotas de sudor en su frente que rodaron hasta sus labios confundiéndose con las lágrimas.
- ¿Estamos otra vez sin luz?
Preguntó ingenua ella a pesar de que sabía la respuesta, mientras se terminaba un trozo de pan duro con queso, con los ojos inmensos y brillantes.
El aspiró profundamente y le besó en los labios tiernamente, hicieron el amor a la débil luz de la luna, dos horas después, ella dormía y el no.
El escenario se repitió muchas veces en los dos años siguientes. Sólo que el nunca volvió a llorar, el no tener luz era un juego, una excusa para organizar una cena de meigas, con 'queimada' incluida, o una 'cremat' azucarada. Cuando veía venir el fin del día, sacaba sus manteles más bonitos y la vajilla de fiesta, disfrutaba del apagón.
Ha pasado una década de eso, el ha encontrado un trabajo y prosperado en el mismo, ella llega tarde al acabar el suyo, todos los días arrasan el frigorífico, repleto de "todo", ponen la televisión inconscientemente o se encierran en sus ordenadores y con la excusa del trabajo pendiente se enfrascan en sus redes sociales. El, repasa el último estudio de mercado en su portátil, se fuma un cigarro, se bebe una copa y cena queso fresco con membrillo para la dieta.
Esta noche ha llegado un último aviso para pagar el recibo de la compañía eléctrica. Ha mirado el importe, 117 €. Ha entrado en la página web de su banco y ha comprobado el saldo, 8.578 €. ha arrugado el recibo, ha hecho una pelota con él y, con una sonrisa pícara, lo ha colado a lo "Magic Johnson" en la papelera.
-Con un poquito de suerte, volveré a tener mis cenas románticas.
Se le ha oído farfullar con malicia.
10 Asuntos :
Me gusta mucho,:)
Buenisimo el relato...no hay nada para aumentar el ingenio que la falta de dinero...
¿Tendrá lal cena romántica?
besos
Que belleza de cuento Clip...
Es una buena lección, para aquellos que creen que el dinero trae la felicidad...
He imaginado ese escenario, iluminado por velas, con la luna como testigo... no podrían imaginar que en esos momentos eran los amantes más dichosos sobre la faz de la tierra, cualquiera daria lo que fuese por tener algo asi...
Un beso bajo el meigo embrujo de la luz de una vela...
Esta bien eso 'anónimo', me alegra que te guste
Siempre he pensado que la falta de medios agudiza el ingenio ....
Tienes razón en eso pluvisca
besos !!
Amie no es lo mismo una cena romantica a la luz de las velas porque así lo eliges que cuando es por que lo elige la compañía eléctrica. En ambos casos una delicia.
Un beso a oscuras ....
Delicioso..
Besos y susurros cálidos
Yemaya me alegra que te guste.
besos entre velas
Me encanta la forma en que narras el cuento, hay talento y buen hacer en lo que escribes. Felicidades.
Gracias por pasar por mi blog.
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