Sergio se levantó temprano aquella mañana decidido a disfrutar de un día de playa. Con su sombrilla torcida, su toalla con un gusto dudoso por su estampado y un bronceador que olía más a coco que a protección solar, se acomodó en la arena y fijó la mirada en el horizonte, dispuesto a tomar el sol, no esperaba, sin embargo, encontrarse con lo que vería minutos después.
—¡Eh, oye! —oyó una voz cantarina, que venía de su izquierda.
Giró la cabeza y se topó con una criatura de belleza exótica, cabellera ondulada, piel bronceada y un escote tan desafiante como la marea alta. Pero lo que realmente le llamó la atención fue la reluciente cola de pez que ondeaba en el agua.
—¡Una sirena! —exclamó incrédulo—. Pero... ¿Cómo es posible?
Ella se encogió de hombros con una sonrisa coqueta.
—Soy playera, seguro que alguna vez me has visto tomando el sol, no siempre muestro mi cola.
—¿Tú tomas el sol? ¿Para qué? ¡Pero si eres mitad pez!
Sergio frunció el ceño, aunque... ahora que lo pienso, aprovecharé para preguntarte algo
—¿Dónde acaba la cola y empieza el... ejem... la parte trasera?
—Ah, ahí está el misterio
Respondió la sirena, sonriendo y batiendo contra el agua su mencionada cola de forma sugerente
—. Pero tranquilo, fuera del agua tenemos 'parte trasera'.
Sergio sintió que un sudor frío le recorría la espalda.
—¿Y qué más tenéis igual que las mujeres terrestres?
—Físicamente, somos mujeres, pero con más curvas
Respondió, guiñándole uno de sus grandes ojos azules.
—Claro, de tanto nadar se os queda un cuerpazo...
Sergio tragó saliva, pero estaba 'lanzado'
—. ¿Y las escamas? Supongo que serán resbaladizas...
—Para que tengas que agarrarte bien
Respondió ella con una risita.
Sergio no sabía si estaba teniendo una conversación o estaba cayendo en una trampa mitológica de proporciones épicas. Intentó recuperar la compostura y cambiar de tema.
—Bueno, si las sirenas tienen culo y curvas, seguro que también tienen otras cosas interesantes... ¡Ah! ¿Y cómo oléis? Porque supongo que no será a pescado...
—Depende. Algunas usamos algas Channel Nº5
Dijo ella en tono burlón.
Sergio inspiró profundamente y sonrió.
—¡Hueles bien, la verdad! Y tus escamas son ultra suaves...
—Puedes tocar la cola si quieres, pero cuidado, que es bastante aditiva.
Sergio dudó por un momento. Era un hombre culto y sabía que las sirenas podían hechizar a los hombres con su canto, pero nadie le había advertido sobre la textura sedosa de sus escamas. Se armó de valor y alargó la mano.
—Es... increíble... ¡Cómo se retuerce!
—Claro, es que eso pasa cuando una mano humana las toca por primera vez
Respondió la sirena con una sonrisa traviesa
—. ¿Te gusta bañarte en el mar?
—¡Por supuesto!
Sergio contestó entusiasmado
— Aunque me temo que el agua todavía está un poco fría...
—No seas cobardica, ven, en la parte poco profunda estarás bien
Le animó ella mientras se zambullía con gracia.
Sergio se metió al agua con cierto recelo, pero pronto se olvidó de la temperatura al ver cómo la sirena nadaba con cabriolas y saltos como si fuera un delfín. A cada giro, su piel relucía bajo el sol y su risa burbujeante lo envolvía.
—¡Ven, intenta atraparme!
Lo retó ella, sumergiéndose de nuevo.
Sergio avanzó con torpeza, salpicando más de lo que nadaba, mientras la sirena se deslizaba con una agilidad inalcanzable. Se lanzó tras ella, pero cada vez que parecía que la tenía cerca, un giro inesperado la alejaba de nuevo.
Cuando Sergio menos se lo esperaba, la sirena soltó una risita, con un elegante coletazo, desapareció en las aguas profundas. Por más que buscó, ella ya no estaba allí.
Atónito, miró a su alrededor y solo vio las ondas disipándose en la superficie. Al final, comprendió la lección:
Por muy seductoras que sean las promesas de un ser mitológico, las sirenas siempre son libres, inalcanzables, expertas en esfumarse justo cuando crees que las tienes y así, dentro del agua aún tiritando por el frío, Sergio aprendió que algunas fantasías están hechas solo para disfrutarse un rato... antes de que se escurran entre los dedos como la espuma del mar.
De: BELITA
Para: NADIA
Asunto: He cogido hora para el fisio
Mi querida Nadia, siguiendo tus sabios y nunca prescindibles consejos te he hecho caso y por fin me he decidido a llamar al fisioterapeuta que me recomendaste. El esguince esta acabando con mi ya de por si menguada paciencia así que he concluido que lo mejor era pedir cita con ese prodigio de hombre del que tan bien me has hablado. No puede recibirme hasta el martes pero ¿Qué son tres días? No es demasiado tiempo si realmente es capaz de obrar los milagros de que tanto me has hablado.
Eso si, apreciada amiga, sigo sin entender muy bien el que insistas en que le pida un reconocimiento exhaustivo y prolongado de todo mi cuerpo para determinar si existen rasgos psicosomáticos distintos del rubor o la hipertensión que me estén afectando, agradecería una aclaración al respecto.
Besos querida.
P.D.: Para serte del todo sincera también debo decirte que esta misma tarde he pedido cita en mi centro de estética, un hombre siempre es un hombre y yo soy muy sensible en esos casos, ya lo sabes, así que decididamente he optado por depilación integral, pedicura y manicura francesa
De: NADIA
Para: BELITA
Asunto: Re: He cogido hora para el fisio
Hola Belita:
Como me alegra que por fin te hayas decidido a llamar a Nicolás. Creo que no quedarás defraudada y que sus habilidades te dejarán ampliamente recuperada.
Es una buena idea ir depilada para la sesión del esguince. Al fin y al cabo una lesión así nadie sabe cómo puede repercutir en el resto de la pierna y todos esos nervios y tendones pueden estar afectados. Sería una pena que este verano no pudieras ponerte los shorts esos blancos que te compraste el año pasado.
Como referencia te diré que a mí hace dos veranos con una lesión de muñeca se portó estupendamente. Después de sesiones y sesiones empleándose a fondo con mi muñeca, prestaba toda su atención en que luego me fuera lo más relajada posible a casa. Llegó incluso a funciones fuera de su profesión (lo cual es muy de agradecer).
Para finalizar el tratamiento me sometió a arduas pruebas de evaluación a ver si mi muñeca estaba totalmente funcional.
Aquellas pruebas las hizo poniendo en juego su integridad, pues me hacía un examen de presión de mi mano en su miembro, pues es lo más fiable, como sabiamente dijo, para conocer como de precisos estaban mis dedos. También me hizo pruebas de giro, deslizamiento y sobre todo y más importante de velocidad y fricción.
Creo que pasé todas las pruebas, pues cuando terminó el examen Nicolás parecía medio inconsciente (se entrega tanto el pobrecito a su trabajo). Como no pude despedirme de él en condiciones dale recuerdos de mi parte y dile que en cuanto tenga cualquier traumatismo allí me tiene en la consulta.
Un beso guapa y ya me contarás.