Nadie se explicaba que estaba pasando, de repente todos los alumnos de aquel Instituto, dejaron de hablar español.....
Los conflictos con los padres aumentaron, se vieron obligados a aprender el nálatac.
El Departamento de lengua estaba deshecho
De acuerdo con el relato bíblico, cuando las generaciones posteriores al Diluvio empezaron a construir una torre que llegaría hasta el cielo, su arrogante empresa fue destruida simple y definitivamente:
"El Génesis relata que "Dios confundió sus lenguas y los esparció sobre la faz de toda la tierra".
Milenios después de que la Torre de Babel fuera abandonada en una confusión lingüística, tomaron en cuenta la lección del Génesis. Un idioma común fue la piedra fundamental para la construcción de la nación. Que ese idioma sería el hebreo no había discusión.
El nálatac
La palabra hebrea nálatac se traduce como enseñanza, instrucción y estudio.
Todo empezó con la contratación interina de una joven profesora israelí de 26 años, en aquel centro de Secundaria, la dirección del Centro no evaluó que aquella mujer de tez morena, cuerpo escultural, ojos azules exóticos y muy claros, podía desestabilizar la vida de aquella pequeña ciudad.
Solo unos 24 chicos apuntados a esa nueva optativa 'Conocimiento básico del nálatac', empezó a herir las susceptibilidades de sus compañeras, luego el secretismo que se fue fraguando acerca de lo que en esas clases acontecía, nadie se explicaba el interés desmesurado por la asignatura que hacía que los alumnos en los pasillos se expresaran en esta curiosa lengua.
Quizás el hecho de que se produjo un enamoramiento masivo de adolescente, pintadas de palabras de esta curiosa lengua, en árboles, bancos de madera, paredes del centro, y el masivo abandono de novias por parte de los adolescentes apuntados en el curso, generó a su vez unos celos colectivos.
Le gusta llevar faldas muy cortas, dicen los afortunados que la han visto que sus piernas, son espectaculares, cuando borra la la parte superior de la pizarra y se encarama de puntillas, sus muslos morenos se tensan, el silencio se vuelve sepulcral, ni se produce un ruido, como la caída de un lápiz o una tos inoportuna, se acaba el proceso y se sienta tras la mesa, con lo cual se acaba el proceso que sume en inconsciencia mística al alumnado, con lo cual el autor de dicho ruido es increpado por sus compañeros.
Sus compañeros de profesión indignados pegan el oído a la puerta para intentar comprender como se produce tan mágico silencio.
Un alumno fue besado en la mejilla por responder un test, sus padres se quedaron preocupados porque estuvo tres días sin comer ni lavarse para que no desapareciera aquel aroma de su piel al margen del alud de envidia colectiva, pero entonces se produjo el fenómeno mas insólito en un Instituto, los alumnos empezaron a estudiar algo, alumnos asistentes o no a los cursos con la israelita empezaron a pasar noches enteras sin dormir estudiando por Internet esta curiosa lengua, los fines de semana las bibliotecas se llenaron de alumnos, pero eso si dedicados solo a esta asignatura, con las quejas respectivas de otros profesores que incluso se ofrecieron a besar a sus alumnos, sin obtener el mismo resultado, quizás los besos de otros profesores sexagenarios, no tuvieron el mismo éxito a pesar de su mas que probada sabiduría.
Padres y profesores dejaron de poder relacionarse con hijos y alumnos al desconocer la nueva lengua de comunicación, incapacidad y envidia se abrió paso y fue acusada de pertenecer a una secta y mantener relaciones con menores.
Todas las declaraciones de los alumnos eran idénticas. En nálatac por lo que ni jueces, fiscales o abogados entendían un pimiento y para su desgracia la única traductora también era la presunta culpable.
El Fiscal fue contundente:
"Mantener relaciones con un menor y aprovecharse de su autoridad como adulta y profesora"
La acusada está indignada.
"Son calumnias". Nunca he mantenido relaciones sexuales con alumnos. Solo les di atención y mucha ayuda, más allá de la que debo, para que pudiesen mantener el ritmo de la clase.
Su abogado (que también está enamorado secretamente de ella) afirma que todo es una treta organizada por una estudiante que perdió a su novio y se enamoró de su cliente, cuando la profesora se percató y cortaron su relación de amistad quiso vengarse inventando unas relaciones de sexo con el alumno.
El alumno fotografiado en el parque con la profesora, rompió a llorar en el interrogatorio, hablaba en nálatac puesto que se negaba a hablar en otra lengua y mediante un traductor Israelita por vía telemática pudieron comprobar que se había inventado una historia de cama y seducción para tener 'relevancia' entre sus compañeros, pero eso si confesó que la profesora le había ayudado en la asignatura en horario extraescolar. El resto de compañeros también mediante el intérprete confesaron que la profesora les había ayudado pero como máximo solo habían sido premiados con el cosquilleo que les producía un breve toque en el pelo.
La directora del Centro (que se moría en sus adentros por conseguir que sus alumnos la respetasen en clase igual que la nueva), aunque el hecho de que en su Instituto se hablase una lengua que nadie entendía, no le gustaba en absoluto, manifestó su apoyo relativo a la empleada.
-"Es una profesora muy disciplinada y siempre ha ayudado a sus alumnos, pero si la justicia demuestra que las acusaciones son ciertas acataremos el resultado".
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Lo que no esperaba era aquel desenlace....
Mientras ella recogía mi ramo de rosas rojas y la botella de cava al presentarme en su apartamento, me entregó dos guantes azules de boxing al tiempo que me dedicaba una sonrisa un tanto quebrada, creo que algo iba mal, el intercambio de regalos era algo incoherente, ¿se estaba burlando de mi?
-¿No cenamos primero?
-Para nada, tenemos que hacerlo con el estómago vacio. ¿no querrás vomitar durante el acto no?
Bueno, pensé que aquella era una forma de plantearse la cita al mas alto nivel, desde luego era una forma eufemística de plantearselo, pero no cenar primero lo vi un poco raro, pero poco a poco fui agradeciendo la decisión....
-Bueno pues vayamos a la acción entonces.
-Pero ¿Vas a hacerlo con esa camisa y ese pantalón de pinzas?. Toma aquí tienes un pantalón corto, tu irás de azul si te parece bien.
Me sorprendió tanta organización para montar un trío, para evitar malentendidos cada uno llevaría un pantalon de un color, me pareció buena idea, mientras ella se fue despojando poco a poco de su ropa, llevaba unas deportivas y se quedó en top-less con un pantalon elástico igual que el mio pero de color rojo, sus hermosos senos destacaban entre las curvas de sus caderas y se movían sugestivamente, esta visión fue eliminando mis consideraciones.
Detecté en su cara una muestra de compasión mientras se encintaba sus guantes de boxing rojos, la verdad es que la imagen era muy erótica, de modo que decidí seguir el juego y me puse el dichoso pantaloncito azul y los guantes, la verdad es que hacer el amor con guantes de boxeo se me hacía un poco difícil de entender, quizás sería una fantasía de la chica. ¿que vamos a hacerle?
Tampoco di demasiada importancia a que el salón estuviera curiosamente despejado, los muebles arrinconados en las paredes y la lampara parecía tener mas luz de la necesaria.
-¡Anda, pégame !
-¡ Pero que dices!¡Ni hablar! me dijiste que esto sería un trío. No quiero hacerte daño.
-¿Un trio?
Se rió misteriosamente y empezó a darme miedo.
-¡Tu mismo! ¡Pero te aseguro que es un trio!
En aquel momento se abrió una puerta y apareció su amiga, su estatura rozaba el 1,80 y estaba semidesnuda con el short rojo, pero sus brazos y abdominales marcados denotaban que era deportista.
-¡Venga dale ya, que me aburro! ¡Que empiece el trio de una vez!
Entonces empezaron a caerme golpes de todas partes, y cada vez que me quejaba, interpretaban que me lo estaba pasando bien y me arreaban mas, intenté defenderme pero aún fue peor porque era como si admitiese mi placer por aquella situación. Lo único que podía hacer era colocar los guantes para que no me dioeran en la cara.
Subimos por el sendero escarpado hasta el monasterio de San Pedro, mientras las rachas de viento de la Tramontana azotaban implacables, la vista era espectacular, en un recodo le dije.
-Espérame un momento, voy a hacer algo que no puedes hacer por mi, E. sonrió maliciosamente.
-¿Seguro que no?
Me aparté unos metros a un sitio resguardado de la vista del sendero, ya no podía aguantar mas, desabroché la bragueta, apunté distraído a unos matorrales, en pleno proceso de micción, desde atrás unas manos atraparon el pene, ella se había acoplado por detrás y ahora tenia mi miembro en sus manos.
-¡¡Vaaaa!! ¡Dejame probar! No seas carca, siempre he querido ver como va esta manguerita.
-¡No!, ¡para, para!
Y empezó a apuntar a la derecha a la izquierda, pero con el forcejeo se bajó la piel con lo cuál el chorrito perfectamente controlado se convirtió en un aspersor sin ningún tipo de control, al girarme para evitar males mayores, una racha fortísima de viento de frente nos inundó, en una de las situaciones mas violentas que jamás he vivido, la chica a la que apenas conocía estaba totalmente empapada por una lluvia dorada totalmente incontrolada.
Se hizo un silencio muy tenso en el que solo se podía oír el ulular del viento y pensé que esto era el final de una bonita historia. No podía ni mirarle, su vestido, su cara y su pelo totalmente lleno de gotitas doradas que colgaban alegremente y aún peor me imaginaba la mía. No había podido parar de mear y el resultado había sido catastrófico.
-Igualito que la lluvia dorada de Dánae
Rompió el silencio y afortunadamente su sonrisa se abrió paso entre las gotitas doradas.
-Si ahora entiendo lo que le pasó a Zeus.¿Te imaginas a Tiziano excitándose mientras pintaba a Dánae?
Dije yo para romper el hielo.
-No, la verdad es que me resulta muy lejano. Y no creo que se hubiera meado encima de la modelo para pintar su obra.
Una sonrisa muy dulce, apareció por fin bajando la mirada y la voz como un tanto azorada.
-No te preocupes la culpa ha sido mía.
E. ahora me mostró otra faceta, su lado menos frío, se sacó las gafas y alargó los brazos como un gato desemperezándose, sentí un cosquilleo muy dentro de mí.
El escote del fino jersey totalmente húmedo se ladeó un tanto, resbalando, dejándola con un hombro de piel muy blanca, casi como el del cuadro aquel que ella describió tan intensamente.
-Me ha excitado lo que nos ha pasado y me has hecho abrir los ojos sobre un detalle fascinante sobre el cuadro de Tiziano, acerca de Dánae. ¿Conoces la historia?
-Pues no.
-Es que para comprender el detalle que acabo de descubrir, necesitas saberla. Lo importante es que la lluvia dorada que cae sobre el sexo de la Dánae (en griego Δανάη, “sedienta”)
Zeus estaba loco por ella. Al ser un Dios poderoso, hubiese podido raptarla sin ningún problema, pero quería mantener el secreto, evitando que se enterara su esposa Hera.
Todo ocurrió en una noche estrellada...Dánae yacía desnuda en su lecho, mientras soñaba con la ansiada libertad, cuando apareció Zeus a través de una rendija e inmediatamente se transformó en una suavísima lluvia dorada, se transformó en su propio semen, que cayó sobre la doncella.
Así, gota a gota, entró Zeus en el cuerpo desnudo y asustado de Dánae, patidifusa ante tan importante visita. Aquellas gotas doradas, cual cálido, perfumado, luminoso y vibrante abrazo, lograron el lascivo propósito del dios, la posesión de la hembra, y, de paso, introdujeron en el impúdico vientre femenino la semillita de una nueva vida: la del futuro héroe Perseo.
-Interesante historia, fascinante.
Bajamos al pueblo y al entrar en el bar nos miraron de arriba a abajo, de modo que disimuladamente entramos en el lavabo para adecentarnos un poco.
Pedimos unas cervezas y unos pequeños bocadillos que nos cobraron por adelantado, supongo que por nuestro aspecto, estaban deliciosos, mientras hablábamos, mordisqueábamos y dabamos pequeños tragos, disfrutando de aquella conversación.
-Resulta que hoy gracias a ti he descubierto algo nuevo... es que…verás, (Se notaba que tenía ganas de contarlo y se atropellaba a si misma al hablar, estaba visiblemente emocionada).
-La diosa está tumbada así ¿no? Preparada para recibir la lluvia dorada.
E. atrae hacía si otra de las pequeñas sillas de madera, se recuesta entre las dos sillas imitando la postura de Dánae. Yo busco la imágen en el móvil y asiento con la cabeza.
Etiquetas: dánae , lluvia dorada , relato , Zeus
Mientras me miraba a los ojos y sonreía me entregó un paquete de ropa perfectamente doblada una chaqueta oscura una camisa blanca una corbata y unos pantalones con raya.
- Te espero a las 8, pasa por casa a recogerme.
Me probé el traje me quedaba algo grande, había conocido a M. hacía 2 semanas y habíamos quedado en acudir a una fiesta de Carnaval que se celebraba en la carpa que habían montado en un pueblo cercano, yo no tenía disfraz y estaba allí por trabajo por lo que M. se ofreció a conseguirme uno, luego me enteré que era el traje de boda de su padre.
A las 8, estaba puntual en la puerta de su casa, iba con un maillot de ballet blanco con el tutu correspondiente que se lo pegaba sobre las piernas que largas y sinuosas asomaban tras un abrigo 'tres cuartos' de tela gruesa y de color azul oscuro, hacía bastante frío.
Al comprar el tique de entrada se podía coger una botella de champagne bien fría, cogimos una.
M. estaba radiante, era una mujer de pelo rizado rojo, sus ojos grandes y preguntones, labios rojos anchos y carnosos resaltaban con su tez blanca llena de pecas, el labio superior era ligeramente mas grueso que el inferior, ese exotismo me fascinaba, una mujer delgada pero con curvas y muy alta, siempre le decía que parecía un 'Kasperle' y eso la enfurecía.
Estaba totalmente loco por esa chica, la música en lata dejó paso a una 'charanga', al empezar el baile le cogí por primera vez las manos y ella apretó mis dedos, había dejado el abrigo en el coche y por lo tanto de vez en cuando se abrazaba para recibir un poco de calor, a medida que la fiesta avanzaba, el baile se fue volviendo mas intenso y al final acabamos dando pasos acelerando por los laterales como si fuéramos a despegar por la pista que se nos quedaba pequeña.
Hace unos años....
Veraneábamos en el mismo pueblo costero, pasábamos largas horas juntos, buceábamos por las mañanas luego recuperábamos el aliento y la temperatura tumbados en la arena blanca de nácar molida, bajo los rayos tenues del sol del ocaso.
Otras veces dábamos largos paseos entre las rocas atrapando mejillones y cangrejos, o simplemente buscando un acantilado apropiado desde donde tirarse al mar, paseábamos por la tarde, coincidíamos con nuestros amigos a la luz de la Luna en charlas interminables, repletas de complicidades entre ella y yo.
Dormíamos en nuestros bajos apartamentos, con las ventanas abiertas de par en par para evitar el calor de las noches de Agosto, una de esas noches me metí en su dormitorio, envuelto en una sábana y la quise asustar, pero ella me sorprendió cuando me dijo:
—¡Ya te vale, jajajaja ¡no das nada de miedo! ¡Quítate la sábana y bájate los pantalones!
Salí corriendo, no se si me reconoció, debo admitir que no fue una gran idea, desde luego sus reacciones no eran previsibles y por lo tanto me sacaban de punto.... pero me gustaba eso.
Para arreglarlo.....
Debo admitir que me moría por verla a solas de nuevo, llegó el día en el que por azar coincidimos en un parque, llevaba una blusa negra que le quedaba genial y jeans y yo una camisa de cuadros claros y unos tejanos gastados de color verdoso.
Me acuerdo perfectamente.
Me espantó verme a mi mismo diciéndole que la encontraba muy guapa y no se porqué inmediatamente empecé a sonrojarme, quizás por los nervios, quizás porque sus ojos cristalinos empezaron a clavarse en mi boca mientras hablaba, cuando aparecía su sonrisa burlona se le abría la cara, entonces para mi ya desaparecía todo, mis manos ya no me obedecían y ahí demostré gran torpeza, una de las bolas del helado que estaba tomando se despegó misteriosamente del cucurucho por ir a recuperarlo, rebotó en mi cara dejando su huella y siguió rodando por el pecho, hasta aplastarse en el suelo, no sin antes dejar su huella por toda mi ropa, llevaba dos botones de la camisa desabrochados, naturalmente eso desató su risa compulsiva y mi azoramiento infinito, deseaba con todas mis fuerzas que la tierra me tragase.....
Entonces .... se ofreció a limpiarme, sacó un klenex y me ayudó sacar los restos de chocolate del pecho, pero el tacto de sus dedos sobre el vello y la piel de mi pecho, me puso la piel de gallina y solo consiguió ponerme más rojo, creo que parecía un semáforo, por lo ridícula de la situación y porque me estaba paralizando por momentos, lo que pasó después me inmovilizó aún más, acercó su rostro a mi cara y los restos que del helado quedaban en mi cara, los limpió con su lengua, yo estaba inmóvil sin saber que hacer, hasta que su lengua bajó y me besó en los labios.
Unos días después ....
- ¿Tienes frío?
- No, así estoy bien...
Ella estaba apoyada en mi pecho, mientras la rodeaba la cintura con mis brazos, dejando las manos muertas sobre su vientre. Jamás me había sentido tan a gusto como en aquel momento, como si estuviéramos juntos de toda la vida.
Una sábana blanca de algodón nos cubría, los ojos cerrados y nuestra respiración ralentizada, rompí el silencio por fin para decirle en voz muy baja:
- ¿Te he dicho alguna vez que eres más que una amiga para mí?
Noté como por fin no sabía que contestarme, solo sus ojos azules se abrieron como dos platos, parecía que tuvieran un interrogante gigante, me miraban analizándome de arriba abajo, conocía bien ese gesto, era como si me pidieran que siguiera hablando.
Tardó unos minutos en reaccionar y negó con la cabeza muy lentamente, la miré fijamente
- Pues ya lo sabes. Te quiero.
- Yo... También.
Se acurrucó contra mi pecho, apoyó su cabeza contra mis hombros y recuerdo el frio en mis manos, esos cabellos rubios inundándolo todo, antes de quedar dormidos.
Pasó el verano y ya no la vi nunca más, no volvió por allí pero me dejó una sonrisa inmensa, un beso robado con sabor a frío chocolate y duces labios ardientes.......
Etiquetas: beso , chocolate , encuentro , romanticismo
Era la madrugada del sábado cuando oí la puerta, mi novia había salido hacia el trabajo. Miré el despertador y no eran todavía las 7, me retorcí sobre mi mismo en la cama para seguir durmiendo y así lo hice pues me encontraba bastante cansado. Una media hora después me desperté sudoroso y con la respiración entreanchada. No, no había sido una pesadilla ni nada parecido, había sido un sueño erótico con polución nocturna incluida.
Cerré los ojos y me concentré, pues el gusto que tenía en todo el cuerpo después del sueño era tan grande que intentaba conservarlo dentro de mi mente durante el mayor tiempo posible. Me acurruqué como un ovillo, bien tapado con la manta. Estaba relajado intentando regresar al fuego onírico, pero era tal la excitación que ya no podía volver a dormir.
Miraba con desesperación el despertador que iluminaba con sus destellos la obscuridad y compartía conmigo en silencio lo despacio que pasaba el tiempo.
Instintivamente me llevé la mano entre mis muslos y al pasar los dedos por encima de mi pantalón de pijama noté como estaba mojado, como pocas veces, retiré el elástico de mi prenda íntima y pasé los dedos directamente por mi polla que estaba hinchada y dolorida como si hubiera echado 3 polvos seguidos... Estaba realmente excitado y debía haber disfrutado de unos buenos momentos que intentaba recordar pero lo hacía vagamente...
¿Qué era lo que me había excitado tanto?
Indudablemente un sueño erótico de lo más ardiente, fue entonces cuando de repente empecé a recordar... La imagen de mi sueño se iba dibujando lentamente en mi cabeza:
Yo salía de un edificio solo con una camisa blanca cuello mao y unos jeans, no llevaba ropa interior, nada más, podía notar como el aire frío se metía por debajo de mis mangas, era una sensación muy placentera... luego entraba en un bar y... aparecía una chica que me miraba como si adivinase que yo no llevaba ropa interior solo iba con la camisa blanca.... Pero.... qué tontería!
Me levanté medio sonriendo y medio enfadado, por no haber podido dormir como me hubiera gustado para seguir disfrutando de mis sueños. A las 9 ya había desayunado. ¿Qué podía hacer? Esperar en casa a que volviera mi novia, no era una idea que me atrajera, ya que eso podría hacerse largo, así que opté por salir de compras, aunque al final no comprase nada. Me encanta ir a chafardear por las tiendas de deportes y con mi novia es imposible porque no siempre tiene paciencia, así que pensé en dedicarme a mí durante toda la mañana.
A las 11 ya estaba en la zona céntrica de Barcelona, donde estaban todos los comercios. Yo miraba los escaparates, entraba en las tiendas curioseaba, sin ánimo de comprar nada. De pronto, me dio un vuelco el corazón.
Dime cómo lograste deslizarte fuera de mi sueño,
con lo atrapada que te tenía allí,
entrar aquí a mi cuarto por la ventana.
¿que te ayudó el viento de medianoche dices?
¿Y ahora como arreglamos eso tú y yo?
Si quiero que vuelvas a mi sueño,
si quiero que me visites cada noche,
cuando pierda la conciencia.
Me invade la oscuridad, el peso del silencio y los recuerdos, acabo de despertarme en medio de la nada, solo oigo los ruidos que yo produzco, creyendo haber oído algo en la ventana.
Miré y rebusqué pero no había nada.
Volví al lecho, di una vuelta sobre mi mismo en la cama, agradecí el resguardo de la sábana y sus caricias resguardándome del frío de la madrugada.
Aún no había cerrado los ojos cuando creí volver a oír ese extraño
ruido. Era como si arañaran los cristales, pero no veía nada.
Me levanté de la cama poniéndome una sudadera blanca de algodón y me acerqué.
Sabía que era luna nueva, sin embargo las estrellas habían desaparecido a pesar de no haber ni una sola nube, como si aquella noche alguien se hubiera molestado en descolgarlas para que la oscuridad celeste fuera todavía mas profunda.