Estoy desesperado.
Llevo meses sin saber por que todos mis sueños acababan igual y mi camiseta totalmente manchada de semen.
Es divertido haber encontrado perdida la llave del piso de mi vecino.
Nunca pensé que tuviera el sueño tan profundo, el caso es que desde hace 2 semanas me cuelo en su habitación cuando duerme, le acaricio suavemente bajo el pantalón y cuando parece que se despierta, aguanto la tentación y me quedo a su lado mirándole sin tocarle.
Me levanto más cansado y con más hambre que al acostarme.
El caso es que cada vez que me despierto, pienso en la cara de mi vecina sonriendo a mi lado, me estoy obsesionando ....
Luego me apodero de sus sueños, acaricio sus pezones entre el vello, lentamente luego bajo el pantalón con dos dedos y dejo su polla al descubierto, cuando su respiración se tranquiliza, la chupo muy suave, la acaricio dejo que se haga gigante en mi boca, cuando parece que su agitación es evidente, me tumbo a su lado y miro su cara, a veces entreabre los ojos hacia el cielo, otras veces me mira levemente y cae profundamente dormido.
Lo que no entiendo es por que ahora la vecina me sonríe así cada vez que cogemos el ascensor.
Una vez con su polla a punto de reventar dejo que explote en mi boca, me inunda su semen delicioso, quiero dejar mi firma y limpio mi boca en su camiseta, luego salgo lentamente.
Un día de estos invitaría a mi vecina a cenar, pero noto una cierta obsesión sexual que me preocupa, no se si debo pedir ayuda a un profesional, cada vez me gusta más dormir.
Mañana creo que me dejaré invitar a cenar.....
Etiquetas: masturbacion , sueños
Todo se estropeó cuando le instalaron la maldita cámara de mapas de calor, cada noche a las doce, una rutina deliciosa, bajaba la sábana que cubría sus piernas, descubría lentamente aquellos muslos redondos, acariciaba sus curvas, observaba sus pequeños espasmos, su agitación, su respiración acelerada, como se abría ofreciéndome el fruto delicioso de su placer, hasta oír sus emmmhhhs interminables.
A ella cada vez le gustaba más que llegara la hora de acostarse, extrañamente se arreglaba y colocaba su ropa interior más sensual noche trás noche, luego se ahuecaba entre las sábanas, y entre pensamientos huidizos se deslizaba en sus propios sueños, me encanta velar por su sueño e introducirme sigilosamente en los suyos.
No debió comentarlo nunca con su amiga fotógrafa, quizás a pesar de ser invisible, debí controlar el flujo de sangre caliente por las venas de mis dedos, ahora ella mira las sábanas vacías, están limpias y sus sueños están carentes de caricias.
Aviso para otros hombres invisibles: Su amiga la fotógrafa, desde hace un tiempo duerme desnuda, quizás os apetezca ver como son vuestros dedos.